sábado, 13 de noviembre de 2010

ÁMBITOS DE LA PRÁCTICA MORAL

Actividades previas
Escribe diez situaciones que te molestan de la sociedad actual; enseguida, señala a los posibles responsables de tales situaciones.

Situación
Responsable
1.

2.

3.

4.

5.

6.

8.

9.

10.


¿De qué manera podrías contribuir para cambiar estas situaciones?
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Las acciones que podemos valorar éticamente se dan en distintos ámbitos de relaciones: a) la relación con uno mismo., b) con la familia, los amigos y las personas más cercanas que comparten nuestros códigos de normas y costumbres, c) con la sociedad (con otros que no necesariamente comparten nuestros códigos morales) en la escuela, el trabajo, en la acción política, económica y cultural, d) las relaciones con la nación o la patria (unidad política de individuos que comparten una cultura y una historia común), e) las relaciones en el ámbito internacional con el resto de la humidad (cultura, pueblos, nacionalidades distintas), y f) las relaciones con otros seres vivos y con la naturaleza.
Estos ámbitos de acción conforman, como lo señalaba el escritor mexicano Alfonso Reyes en su  Cartilla moral, una serie de “círculos concéntricos”, pues todos tienen un mismo centro: el individuo y su relación consigo mismo. Los demás círculos rodean este centro haciéndose cada vez más amplio. La evolución ética del individuo ha consistido en el reconocimiento de que cada ámbito de relación posee valores y deberes propios. En general, en cada ámbito la persona ética reconoce derechos de los otros (amigos, familiares y extraños, compatriotas y extranjero, seres humanos y otros seres vivos, hasta la naturaleza entra) y considera sus propios intereses vitales en igualdad con los de los demás. Esta actitud ética implica consideración, respeto y amor por los otros, y al mismo tiempo, dispone a la persona a defender su propia autonomía y a exigir que los demás respeten sus derechos y sus intereses vitales.
Podemos representarnos la idea de Alfonso Reyes haciendo una comparación de estos ámbitos con las órbitas de un sistema planetario, pues puede decirse que el actuar ético conforma un universo. Si esto es así, en el centro debe haber un astro que ilumine todos los ámbitos de acción ética y éste es el “amor propio” o la valoración que el individuo posee de sí mismo, al reconocerse como sujeto digno de respeto y consideración moral; sin este autorrespeto no puede surgir la libertad y la autonomía ni los vínculos éticos con otros seres humanos y con el resto del mundo vivo. De suerte que, en el fondo, cada uno de nosotros constituye el sol que ilumina su universo ético y todas las otras órbitas no son sino extensiones del amor propio.
EL ÁMBITO INDIVIDUAL:
El amor propio
En su sentido radical, el amor no se reduce simplemente a un sentimiento agradable y complaciente que puede suscitarnos una persona o cualquier otro ser del universo, sino que es atracción, afán de vínculo, interés y cuidado; por ende, implica conocimiento de lo que se ama y esfuerzo para cuidarlo. El amor propio exige autoconocimiento y diálogo interior, y consiste en el cuidado permanente de nuestra propia persona y de su libertad responsable para poder experimentar el crecimiento de nuestra autonomía y personalidad ética.
Personalidad ética: Al practicar la virtud adquirimos un “modo de ser”, un carácter que consiste en buscar la realización de los valores y esforzarse al máximo por lograrla. Así, nos creamos un “rostro propio” o una personalidad ética.
El amor propio, en tanto virtud ética, no consiste en darnos todas las cosas que deseemos, ni tampoco en elaborar una idea agradable de nosotros mismos, ni mucho menos en una actitud de orgullo y egoísmo, sino en cultivar lo más preciado que tenemos: la libertad responsable. Se trata de amar o cuidar nuestro deseo de ser “mejores” siendo fieles a él u convirtiéndonos en los conductores de nuestra propia vida.
El amor propio conlleva la autocrítica: juzgar lo que hacemos a partid de valores contrastarlos con lo que podría ser “mejor”. Por eso, represente un esfuerzo continuo, pero la gratificación por éste consiste en experimentar el respeto u el amor a nuestra condición humana, así como la capacidad para vivir de un modo autónomo y libre.
El ámbito interpersonal: las amistades y las relaciones amorosas
El cultivo de uno mismo se irradia o extiende en primer término, a las amistades y las relaciones amorosas. Los seres humanos necesitamos el afecto y reconocimiento de nuestros semejantes, pero también necesitamos cuidar  y amar a otros para humanizarnos. Las relaciones interpersonales adquieren una cualidad ética cuando hay un interés y respeto mutuo por el despliegue de la libertad del otro. Estas relaciones interpersonales requieres reciprocidad, en sentido de que no puede haber dominio de uno por otro o desigualdad en el interés por el bienestar del otro. La reciprocidad permite que ambos miembros de la relación descubran sus capacidades y puedan desarrollarlas sin cortapisas.
Lo que tenemos que evitar es que el otro pretenda subordinarnos o negar nuestra libertad, que pretenda hacer de nosotros una posesión. La amistad y la relación amorosa exige un esfuerzo constante por mantener nuestra dignidad de personas autónomas frente al otro; pero no podernos exigir desde el inicio el mismo interés por los asuntos que nos atañen, para ello hay que dar y saber recibir lo que el otro, desde su situación y su perspectiva puede darnos. Con el tiempo, la donación de un amor interesado en el crecimiento del amigo o la pareja genera amor en el otro.
En el caso específico de la pareja amorosa interviene el vínculo sexual del placer mutuo. Platón, en el Banquete o Simposium, hace una distinción, que conviene tener presente entre “buen amor”, y “mal amor”. El primero es aquel en el que además de darse la relación sexual, hay interés por la persona en su integridad y se busca formar entre los dos una unidad mayor, más fuerte y completa: dar nacimiento a nuevos intereses y capacidades (los “hijos del alma”) o a otros seres humanos (los “hijos del cuerpo”). Este amor exige respeto de uno por otro e implica una mutua ayuda en el despliegue de la libertad y la autonomía.
El “mal amor” es el que sólo se interesa por lo sexual, desconoce la integridad del otro e incluso pretende poseerlo y limitar su autonomía. En este tipo de relación no hay, desde luego, confianza mutua, respeto ni aspiración a la reciprocidad.
En síntesis, hay amistad y pareja ética cuando existe un vínculo de libertad a liberad entre iguales; por el contrario hay una mala relación cuando se dan la posesión u el sometimiento, cuando no se cultiva la igualdad interhumana.
El ámbito familiar
En cuanto a la familia, es preciso tomar en cuenta que, en tanto “célula de la sociedad”, es la primera forma de intercambio social al que enfrentamos desde que nacemos y, gracias a ella, la sociedad transfiere su herencia cultural a cada uno de sus miembros. El fin ético de la familia consiste en procurar el bienestar y el desarrollo adecuado de cada uno de sus miembros como personas autónomas  y responsables.
El significado ético de la familia está determinado por los valores de igualdad y libertad, de respeto recíproco de unos por otros, y por la búsqueda de complementación y colaboración. Para la comprensión ética de nuestro tiempo no cabe una estructura familiar basada en el autoritarismo y la dominación, ni del hombre sobre la mujer (o viceversa), ni de los padres sobre los hijos. No puede seguirse admitiendo las viejas formas de dominación familiar, de separación y exclusión entre mayores y menores, poderes y débiles, y de una absoluta obediencia de los hijos hacia los padres.
Lo cual no significa que desaparezca la “autoridad” de los padres y que éstos no dicten reglas de comportamiento a los hijos. En la familia éticamente estructurada debe persistir un principio de autoridad, pero sin llegar al autoritarismo o la dictadura. La autoridad debe conservarse debido a que los padres tienen la responsabilidad de formar a los niños y jóvenes, pues poseen mayor experiencia vital. Pero debe ser una “autoridad racional”, que pueda explicar las reglas y no las imponga sin más, de forma arbitraria, con violencia y dominación. Desde el punto de vista ético, no cabe tampoco que los padres evadan su responsabilidad de adultos y pretendan comportarse como unos amigos más de los hijos. La amistad deber tener cabida en estas relaciones, pero sin dejar de lado el ejercicio de la autoridad de quien tiene ya un camino recorrido y tiene la obligación de encauzar el recorrido de los que vienen después. Los padres deben ser una guía y no tan sólo interlocutores confiados y cariñosos.
ACTIVIDADES
Piensa cómo pueden afrontar las siguientes situaciones en tu familia:
1.       Peleas entre hermanos
2.       Bajo desempeño escolar de los hijos
3.       Desempleo de alguno de los padres
4.       Divorcio de los padres
5.       Divorcio de algún miembro de la familia
6.       Violencia en la familia

El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia.

Señala cuáles son los valores más importantes que se deben fortalecer en la familia.

Valores de la familia
1. ___________________________________
2.____________________________________
3. ___________________________________

Realiza un mapa mental describiendo a tu familia y cuáles son los valores más importantes de ella.


ÁMBITO SOCIAL
La escuela
La escuela, por su parte, es el ámbito en que experimentamos de la infancia las diferencias entre personas. Los miembros de una familia guardan un estilo de vida que resultad precisamente “familiar” o próximo; además, está garantizado un mínimo de aceptación y reconocimiento entre sus integrantes. Por lo contrario, en la escuela nos encontramos con personas con otras costumbres y creencias, con otros estilos de vida y la aceptación de unos por otros no está garantizado. Tenemos que aprender a conocer y reconocer las diferencias, tenemos que construir el vínculo con los demás y conquistar su amistad.
Por supuesto, en la escuela deben evitar todos los valores de los que hemos hablado y, en particular, el respeto recíproco y la tolerancia. También debe existir la autoridad racional, pues los maestros y directores, por el hecho de tener más conocimientos y experiencia, son responsables de guiar a niños y jóvenes, pero sin recurrir al uso arbitrario e irracional de la autoridad.
Uno de los valores más importantes que puede transmitir la escuela es el de la libertad de pensamiento, que es inseparable del ejercicio de la autonomía. Esta libertad se alcanza mediante la búsqueda del conocimiento y la verdad. El saber hacer libres a los seres humanos y los capacita para ejercer una reflexión más consciente y adecuada de su realidad.
Después de la familia, la escuela es el lugar en el que nos abrimos, o nos relacionamos con los demás. En ella conocemos muy diversas formas de ser, de pensar, de creer; es ahí donde aprendemos a convivir con personas muchas veces opuestas a nosotros.
La escuela es también una puerta al conocimiento del mundo y de la humanidad, de su presente y su pasado; en ese lugar hasta es posible proyectarnos al futuro y recrear lo que hasta ahora no ha perjudicado, además de que en ella desarrollamos múltiples capacidades y, sobre todo , aprendemos el valor de la verdad.
Delors(1996) dice: Más que nunca, la función esencial de la educación es conferir a todos los seres humanos la libertad de pensamiento de juicio, de sentimientos y de imaginación que necesitan para que sus talentos alcancen la plenitud y seguir siendo artífices, en la medida de lo posible, de su destino.

ACTIVIDADES

1.       ¿Preferirías ser educado o no educado?
2.       ¿Qué esperas conseguir yendo a la escuela?
3.       ¿Las personas educadas son mejores ciudadanos?
4.       ¿Qué desventajas puede tener una persona que ha ido a la escuela?
5.       ¿Los mejores profesores son aquellos que exigen mucho y enseñan valores?
6.       Escribe algunos valores que has aprendida en tu escuela

El trabajo y el ocio
La dimensión ética del ámbito laboral reside en lo que los griegos llamaron el “bien hacer”. Solamente hacemos algo de manera plena cuando se hace bien. El bien no es un mero añadido, sino que es parte del hacer mismo. Hacer mal algo es, en realidad, deshacerlo, no lograr lo propio de ese algo.
El trabajo se diversifica en diferentes profesiones, y el profesional es aquel que sabe hacer  su trabajo y que actúa conforme a sus valores y responsabilidades de su profesión. Para ello es preciso estudiar y capacitarse en el dominio del campo al que nos dedicamos, ya sea teórico o práctico, y perfeccionar las habilidades y destrezas adecuadas. Es preciso realizar el trabajo con concentración, entrega, cuidado, inteligencia, cumplimiento y sacrificio (si es necesario). Estas condiciones son las que nos autorizan cierto tipo de trabajo.
La palabra trabajo resulta para muchos como una carga; sin embargo, como lo señalo Carlos Marx, “el  ser humana se hace humano a través del trabajo”.
El trabajo nos hace mejores seres humanos, pues a través de él creamos nuevas formas de solucionar problemas, transformar entornos que nos perjudican y dar servicio a otras personas. Quizá eso es lo más importantes de un trabajo: “Dar a otros un servicio”.
Sólo mediante una actitud crítica, y tomando conciencia de sí, es posible descubrir nuestra vocación, así como tomar las riendas de las tareas propias de nuestra época.
Tomar decisiones, como ya vimos, implica necesariamente el conocimiento de causas y consecuencias; quien se prepara para servir a otro tiene esa gran responsabilidad: ser capaz de efectuar la mejor toma de decisiones.

Son los demás los que nos hacen humanos

La individualidad no surge contra la sociedad, es parte de la evolución de la sociedad; por lo tanto, los individuos no son asociales, no están en contra de la sociedad. El individualismo no es , o no debe ser, una forma de escapar de las obligaciones respecto de la sociedad, sino precisamente una forma de afrontar la vida común con los demás.
La actitud de la perspectiva individualista es que cada persona debe estar consciente de su capacidad de acción, de su capacidad de intervención, de su responsabilidad en el conjunto de los demás, que no se puede ser sólo parte de un engranaje, de un organismo general, como los corales que están formados por muchos seres unidos indisolublemente.
El individualismo es una posibilidad de intervención social a partir de la responsabilidad de la persona, pero no una posibilidad de desligarse por completo y de abandonar a la sociedad, entre otras cosas porque somos seres irremediablemente sociales. Cada uno de nosotros piensa, reza, teme, ama, en un lenguaje que no ha inventado, sino en aquel que nos han transmitido los que fueron antes que nosotros, es la sociedad dentro de nosotros. Aun en medio de la sociedad de la isla, Robinson Crusoe hablaba y pensaba consigo mismo en un lenguaje en el que estaba, de alguna forma, todo el peso, todo el conjunto de espíritu que los demás proporcionan. Son los demás los que nos hacen humanos.

Fernando Savater, Los caminos de la libertad,
Ed. Ariel, México, 2000, p. 22
ACTIVIDADES
1.       ¿Cuál es la diferencia entre egoísmo y la idea de individualismo que maneja el autor?
2.       ¿Piensas que el trabajo es una forma de realización del individuo?
3.       Justifica tu respuesta
4.       ¿Cómo crees que puede elegirse la mejor profesión?

Resuelve los siguientes problemas éticos:
1.- El padre de un compañero está enfermo de cáncer, enfermedad que padece desde hace varios años. El médico no da ninguna posibilidad de recuperación. El señor sigue sufriendo. Cómo médico ¿sugerirías una muerte provocada? _____
¿Por qué? _______________________________________________________
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2.- El amigo de tu hermano es abogado y se encuentra con un cliente que ofrece pagarle una gran cantidad de dinero si logra que declaren inocente a su hijo, que vendía drogas. ¿Qué recomendarías al amigo de tu hermano?¿Sí fueras abogado harías este trabajo? _______
¿Por qué? _______________________________________________________
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La patría
La patria nos ha heredado su historia, su territorio, sus costumbres, su gente, pero que también nos cede la responsabilidad de vivir por y para ella, pues si no logramos ver cómo inciden en ella nuestras acciones nunca actuaremos para beneficiarla.
La patria nos pertenece, pero nosotros nos debemos a ella; no es necesario vivir en situaciones difíciles para hacer algo por ella. Es nuestra responsabilidad estar al tanto de las problemáticas que padece la nuestra, ya que mantenernos informados acrecienta nuestro concepto de “bien común”, que está muy por encima de “bien individual”.

ACTIVIDADES

Señala cinco situaciones que aquejen a nuestro país
1.- ______________________________________________________________
2. -______________________________________________________________
1.- ______________________________________________________________
2. -______________________________________________________________
1.- ______________________________________________________________

Piensa, ¿cómo puedes contribuir para superar esos problemas?
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La naturaleza y el medio ambiente
Desde la perspectiva filosófica, la naturaleza es para el hombre más que un lugar en el que habita, pues estamos hechos de los elementos químicos y biológicos que conforman la naturaleza entera. La Tierra da origen al cuerpo, a la materia humana. Además, resulta evidente que nunca podemos prescindir de la relación con lo vivo en general y con los elementos físicos que conforman la naturaleza: agua, fuego, tierra, aire, piedras, así como la belleza del mar, de las estrellas o de un bosque. Nuestro cuerpo y el desarrollo de nuestras capacidades humanas requiere de todo esto. Por tanto, la Tierra no es sólo una casa que es nuestro origen mismo, cabe decir: nuestra madre. La liga con la naturaleza es, así, profunda; la Tierra es un complemento indispensable de nuestro ser y, en esta medida, la actitud hacia ella adquiere una dimensión ética.
Podemos establecer dos tipos de vínculo con la naturaleza. Por un lado, una relación pragmática y utilitaria, pues tenemos que transformar los recursos naturales, trabajarlos, para sobrevivir; pero por otro lado, la naturaleza puede ser objeto de contemplación desinteresada (no utilitaria) desde el punto de vista estético y desde el punto de vista cognoscitivo (científico o filosófico), con lo cual establecemos un vínculo de respeto y gozo hacia ella.
Actualmente, tiende a desaparecer este segundo modo de relación y el primero se ha vuelto predominante, al grado de dar lugar a una destrucción del entorno natural y crear un grave desequilibrio ambiental. El hombre se siente amo de la naturaleza, ya no lo disfruta sino que la ve casi de manera exclusiva como fuente de materias primas.
La relación ética con la naturaleza se da cuando no priorizamos sólo el valor de la utilidad de los recursos naturales; cuando si bien obtenemos beneficios, racionalizamos la forma de intervenir en la naturaleza, tratando de no alterar su orden propio y midiendo las consecuencias  que podernos causar con la intervención porque valoramos a la naturaleza como fuente de goce  estético, de conocimiento e incluso de ámbito de lo sagrado. Se necesita, por ende, actuar con responsabilidad, tomando en cuenta que vendrán otras generaciones que también requerirán de la Tierra.
Pero sobre todo, la relación ética con la naturaleza surge y se desarrolla cuando reconocemos que ella no está sólo a nuestro servicio, sino que posee una dignidad propia, es decir, que su existencia vale por sí misma y que nosotros no somos más que una especie entre muchas otras. Entonces, nos disponemos a cuidar de ella, a buscar las mejores condiciones para su existencia y a recrearla en las diversas manifestaciones artísticas o a conocerla mediante la investigación científica.
Se trata, en conclusión de asumir la responsabilidad de no devastar o aniquilar el entorno natural, de buscar los mejores medios, incluso las mejores tecnologías, para obtener los recursos que éste ofrecernos sin afectar la sobrevivencia de las generaciones futuras, y reconocer el valor intrínseco que tiene la existencia misma de la naturaleza con toda su gran diversidad de formas de vida.
Intrínseco: valor o cualidad propia de una cosa y que no depende de las circunstancia ni de la utilidad que pueda ofrecer.
ACTIVIDADES
1.- Menciona algunos daños que ha recibido el medio ambiente actualmente
2.- Menciona que podemos hacer como sociedad a mejorar el medio ambiente

domingo, 7 de noviembre de 2010

LECTURA SOBRE LOS VALORES


LECTURA
Cuando te hablo de libertad es a esto a lo que me refiero. A lo que nos diferencia de las termitas y de las mareas, de todo lo que se mueve de modo necesario e irremediable. Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también es cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad:

Primera: No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales padres y en tal país, padecer un cáncer o ser atropellados por un coche, ser guapos o feos, que los aqueos se empeñen en conquistar nuestra ciudad, etc.) sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos de oso de las cavernas, defender Troya o huir, etc.).

Segunda: Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente. No es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere, aunque pareciese imposible). Por ello, cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores resultados podremos obtener de nuestra libertad. Soy libre de querer subir al monte
Everest, pero dado mi lamentable estado físico y mi nula preparación en alpinismo es prácticamente imposible que consiguiera mi objetivo. En cambio soy libre de leer o no leer, pero como aprendí a leer de pequeñito la cosa no me resulta demasiado difícil si decido hacerlo. Hay cosas que dependen de mi voluntad (y eso es ser libre) pero no todo depende de mi voluntad (entonces sería omnipotente), porque en el mundo hay otras muchas voluntades y otras muchas necesidades que no controlo a mi gusto. Si no me conozco ni a mí mismo ni al mundo en que vivo, mi libertad se estrellará una y otra vez contra lo necesario. Pero, cosa importante, no por ello dejaré de ser libre... aunque me escueza.

En la realidad existen muchas fuerzas que limitan nuestra libertad, desde terremotos o enfermedades hasta tiranos. Pero también nuestra libertad es una fuerza en el mundo, nuestra fuerza. Si hablas con la gente, sin embargo, verás que la mayoría tiene mucha más conciencia de lo que limita su libertad que de la libertad misma. Te dirán: «¿Libertad? ¿Pero de qué libertad me hablas? ¿Cómo vamos a ser libres, si nos
comen el coco desde la televisión, si los gobernantes nos engañan y nos manipulan, si los terroristas nos amenazan, si las drogas nos esclavizan, y si además me falta dinero para comprarme una moto, que es lo que yo quisiera?» En cuanto te fijes un poco, verás que los que así hablan parece que se están quejando pero en realidad se encuentran muy satisfechos de saber que no son libres. En el fondo piensan: «¡Uf!
¡Menudo peso nos hemos quitado de encima! Como no somos libres, no podemos tener la culpa de nada de lo que nos ocurra...» Pero yo estoy seguro de que nadie —nadie— cree de veras que no es libre, nadie acepta sin más que funciona como un mecanismo inexorable de relojería o como una termita. Uno puede considerar que optar libremente por ciertas cosas en ciertas circunstancias es muy difícil (entrar en una
casa en llamas para salvar a un niño, por ejemplo, o enfrentarse con firmeza a un tirano) y que es mejor decir que no hay libertad para no reconocer que libremente se prefiere lo más fácil, es decir esperar a los bomberos o lamer la bota que le pisa a uno el cuello. Pero dentro de las tripas algo insiste en decirnos: «Si tú hubieras querido...»

Cuando cualquiera se empeñe en negarte que los hombres somos libres, te aconsejo que le apliques la prueba del filósofo romano. En la antigüedad, un filósofo romano discutía con un amigo que le negaba la libertad humana y aseguraba que todos los hombres no tienen más remedio que hacer lo que hacen. El filósofo cogió su bastón y comenzó a darle estacazos con toda su fuerza. «¡Para, ya está bien, no me
pegues más!», le decía el otro. Y el filósofo, sin dejar de zurrarle, continuó argumentando: «¿No dices que no soy libre y que lo que hago no tengo más remedio que hacerlo? Pues entonces no gastes saliva pidiéndome que pare: soy automático.» Hasta que el amigo no reconoció que el filósofo podía libremente dejar de pegar, el filósofo no suspendió su paliza. La prueba es buena, pero no debes utilizarla más que
en último extremo y siempre con amigos que no sepan artes marciales...

En resumen: a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo e inconveniente. Y como podemos inventar y elegir, podemos equivocarnos, que es algo que a los castores, las abejas y las termitas no suele pasarles. De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar adquirir un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética. De ello, si tienes paciencia, seguiremos hablando en las siguientes páginas de este libro.

Vete leyendo...

«¡Y si ahora, dejando en el suelo el abollonado escudo y el fuerte casco y apoyado la pica contra el muro, saliera al encuentro del inexorable Aquiles, le dijera que permitía a los Atridas llevarse a Helena y las riquezas que Alejandro trajo a Ilión en las cóncavas naves, que esto fue lo que originó la guerra, y le ofreciera repartir a los aqueos la mitad de lo que la ciudad contiene y más tarde tomara juramento a los
troyanos de que, sin ocultar nada, formasen dos lotes con cuantos bienes existen dentro de esta hermosa ciudad?... Mas ¿por qué en tales cosas me hace pensar el corazón?» (Homero, Ilíada).

«La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No. En su brevedad instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana» (Octavio Paz, La otra voz).
«La vida del hombre no puede "ser vivida" repitiendo los patrones de su especie; es él mismo —cada uno— quien debe vivir. El hombre es el único animal que puede estar fastidiado, que puede estar disgustado, que puede sentirse expulsado del paraíso» (Erich Fromm, Ética y psicoanálisis).

SAVATER, Fernando, Ética para Amador, México, SEP, 1998,
pp. 29, 30, 32 (Biblioteca para Actualización del Maestro)

ACTIVIDADES PREVIAS
Reflexiona: ¿Qué dice el autor?, ¿Para qué lo dice?, ¿A quién va dirigido?, El lenguaje utilizado, las razones que tiene el autor para escribir el texto.

ACTIVIDADES CENTRALES
·         ¿Cuáles son las razones o argumentos más importantes en torno al tema central del  texto?
·         ¿Cuál es el valor abordado?
·         ¿Cómo explicarías la expresión “no es lo mismo libertad que omnipotencia”?
·         ¿Qué significa en el texto la expresión: “quiero ser libre”?
·         ¿Qué relación guarda la libertad con la responsabilidad?
·         ¿Cómo define el autor la libertad?

De forma individual escriban un texto pequeño en el que expresen su punto de vista en torno a lo leído y lo que pueden hacer para promover la libertad.